24/2/12

DON DIEGO MARIN AGUILERA

Al sureste de la provincia de Burgos, se ubica la localidad de Coruña del Conde al remanso del valle del rió Arandilla.
Situada en una zona de alto contenido histórico, Peñaranda de Duero, Peñalba de Castro, asentamiento  romano de Clunia y Huerta del Rey.
En la zona se localizan asentamientos  arévacos, importantísimos emplazamientos romanos y visigodos.
El año 712 los árabes invaden las tierras de Coruña del Conde, siendo tierra de luchas entre árabes y cristianos hasta que mediado el siglo VIII el Rey Alfonso I reconquista la ciudad.
Puerta de Castilla y baluarte importante, por ello sufre varios ataques musulmanes.
 El año 920 es asolada, saqueada e incendiada; la ciudad es reconstruida de nuevo pero el año 994 es  conquistada personalmente por Almanzor, desde donde parte con un gran ejercito para asolar territorio cristiano. Esta fue su ultima algarada ya que a la vuelta de la misma muere en Calatañazor.
El año 1011, pasa definitivamente a manos de los cristianos tras una sangrienta batalla.
En este histórico lugar, tuvo ¿ el infortunio ? de nacer Diego Marin Aguilera.
No podemos saber lo que pasaba por su cabeza, ni cual fue el motivo para que este zagal, según las crónicas, muy espabilado y hábil para los ingenios mecánicos, se decidiese a arriesgar su vida por el simple placer de volar.

                                      

Tal vez los buitres y águilas que contemplaba constantemente en las laderas del castillo del siglo X, desde cuyo promontorio se divisa el valle del Arandilla y su antigua calzada, fueran sus inspiradores naturales. Su anhelo de volar libremente como ellos le llevo a dedicar su tiempo y esfuerzo a construir una alas, proporcionadas a su peso y tamaño que le permitiesen remontarse en el aire  como ellos.
Ayudado de su amigo el herrero, construyo un aparato complejo que permitía batir las alas como los pájaros, perfectamente calculado y documentado en las grandes rapaces.
Hierro, madera e innumerables plumas de buitre, fueron dando forma a su sueño, forma de gigantesca ala. La sociedad de esos años, cerril y espesa, no entendia determinados sueños, por este motivo la empresa  fue llevada en total secreto.
El día de San Isidro, un 15 de Mayo de 1.793,  desde lo alto del castillo, Diego se acomodo el artefacto, lo asió con fuerza  y se lanzó al vacio, sintiendo en su rostro la fuerza del viento y su cuerpo en total ingravidez, ese momento magico debió ser indescriptible para nuestro inventor ; las crónicas dicen que gritaba " voy a Burgo de Osma, de allí a Soria".
Atravesado el rio y una vez en las eras, cuando llevaba volando 430 varas castellanas ( 1 vara castellana equivalia a  83,5 cm, luego voló unos 360 metros), se le soltó uno de los pernos y cayó violentamente.
Diego trato de reconstruir el artefacto y volver de nuevo a su aventura, pero sus familiares quemaron el artilugio para evitar que fuese acusado de brujería. Literalmente le cortaron las alas.


Decía que tuvo el infortunio de nacer en estas tierras, porque siendo el primer hombre en la historia que voló, no se le fue reconocido hasta muy tarde. Reconocimiento que si tuvo el ingeniero alemán Otto Lilienthal que  1893 realizó en Rhinow (Brandeburgo) vuelos con éxito desde una colina de ochocientos pies de altura a otra de doscientos.
Cien años antes, un mozalbete avispado consiguió volar, sin reconocimiento, por la desdicha de ser Español, Castellano y Burgalés.

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